Ministerio de Cultura. III. Otras disposiciones. Patrimonio cultural inmaterial. (BOE-A-2025-12045)
Resolución de 4 de junio de 2025, de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes, por la que se incoa expediente de declaración de «La tuna universitaria» como manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Sábado 14 de junio de 2025
Sec. III. Pág. 78440
La tuna universitaria presenta ciertas vulnerabilidades que atentan contra su
perpetuación.
Se enmarca dentro del cumplimiento de los Derechos Humanos, como señala la
Convención UNESCO de 2003. En este sentido, frente a la tradicional estructura
masculina de los grupos de tunos, en las últimas décadas entre las comunidades
portadoras se han incorporado grupos mixtos o exclusivamente femeninos.
2.
Orígenes documentados
Tunante y tuno tienen diversas acepciones, confluyentes o no: Tunante como
vagabundo, pícaro, brivión (sopista). En suma, el de la vida holgona o que corre la tuna.
Tunante como sinónimo amable de pillo o avieso o, finalmente, componente de una Tuna.
Tradicionalmente se ha considerado que la tuna actual descendía directamente de
los goliardos, que juntos los posteriores sopistas, serían los antepasados de los tunos
actuales. Pero en los últimos años, han aparecido nuevas hipótesis que apuntan a una
línea no tan directa entre unos y otros.
La Tuna es una tradición estudiantil española que se remonta a los albores de la
Universidad y se nutre de comportamientos y costumbres de diversas influencias, pero
siempre ligada a la vida del estudiante con falta de recursos.
Comenzando por el primer antecedente considerado por la historiografía, nos
tenemos que remontar al goliardo, un clérigo y escolar de vida desordenada y dado a los
placeres de la vida. Fruto de la clase intelectual urbana del siglo XII en el seno de las
escuelas abaciales y catedralicias de Francia, que se extendió por Alemania, Italia e
Inglaterra. Los goliardos rompen con la rigidez de su condición y escriben cantares,
poemas y diálogos profanos, principalmente en latín. La temática principal es la taberna,
el vino, la gula y el amor. Parodian citas y motivos de autores y mitología clásicos, la
liturgia y el Evangelio. El goliardismo fue condenado definitivamente en el Concilio de
Cahors en 1289, pero su influencia se mantendrá en los cantares ya popularizados y en
la actitud de varios personajes que se han quedado reflejados en la historia y la literatura
como el escolar Juan del Encina (siglo XV) y Pedro de Orellana (siglo XVI).
El juglar era un personaje de artes y espectáculos que divertía a las clases altas de
la sociedad ya en las últimas etapas del Imperio Romano y se traslada a la etapa
medieval y siguientes. Considerado como subordinado a la figura de trovador o
compositor de trovas, aunque no se puede generalizar su comportamiento. Los juglares
realizaban todo tipo de espectáculos, desde tocar instrumentos, cantar, acrobacias,
saltos o diferentes juegos para amenizar las veladas. De ahí, que las actuaciones
tunantescas, además del componente musical, se acompañen de otros elementos de
alarde acrobático o de otros elementos jocosos. A los juglares se les puede considerar
como génesis de una gran cantidad de personajes o artistas menores, que deambulan
por los pueblos en busca de sustento, tal y como harán los tunos.
Los trovadores, que podemos asimilar con los juglares, pero con un nivel académico
más alto, que cantan en latín y lengua romance, y que encontramos en espacios urbanos
para divertimento de las clases adineradas, son coetáneos de los goliardos. En ambos
casos, vemos como se impone un código de modales donde la educación, el estudio, la
caballerosidad, la elegancia, la cultura y la bohemia serán los ingredientes principales.
Todas estas cualidades son las que se transmiten a la figura del tuno.
Continuando con la evolución histórica, la figura del tuno tiene sus raíces en la
picaresca española. El estudiante pícaro desarrolló un estilo propio, avivado por los
conocimientos y por la vida universitaria. Vagaban de universidad en universidad en
los periodos vacacionales, frecuentaban fiestas de los pueblos donde cantaban
coplillas. Aunque es cierto que era una forma de mantenerse por parte de los
estudiantes pobres, el divertimento, la picaresca y el hecho de poder acogerse al
fuero académico, hizo que personas de otras condiciones y de clases sociales
diferentes, adoptaran su forma de vida.
cve: BOE-A-2025-12045
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 143
Sábado 14 de junio de 2025
Sec. III. Pág. 78440
La tuna universitaria presenta ciertas vulnerabilidades que atentan contra su
perpetuación.
Se enmarca dentro del cumplimiento de los Derechos Humanos, como señala la
Convención UNESCO de 2003. En este sentido, frente a la tradicional estructura
masculina de los grupos de tunos, en las últimas décadas entre las comunidades
portadoras se han incorporado grupos mixtos o exclusivamente femeninos.
2.
Orígenes documentados
Tunante y tuno tienen diversas acepciones, confluyentes o no: Tunante como
vagabundo, pícaro, brivión (sopista). En suma, el de la vida holgona o que corre la tuna.
Tunante como sinónimo amable de pillo o avieso o, finalmente, componente de una Tuna.
Tradicionalmente se ha considerado que la tuna actual descendía directamente de
los goliardos, que juntos los posteriores sopistas, serían los antepasados de los tunos
actuales. Pero en los últimos años, han aparecido nuevas hipótesis que apuntan a una
línea no tan directa entre unos y otros.
La Tuna es una tradición estudiantil española que se remonta a los albores de la
Universidad y se nutre de comportamientos y costumbres de diversas influencias, pero
siempre ligada a la vida del estudiante con falta de recursos.
Comenzando por el primer antecedente considerado por la historiografía, nos
tenemos que remontar al goliardo, un clérigo y escolar de vida desordenada y dado a los
placeres de la vida. Fruto de la clase intelectual urbana del siglo XII en el seno de las
escuelas abaciales y catedralicias de Francia, que se extendió por Alemania, Italia e
Inglaterra. Los goliardos rompen con la rigidez de su condición y escriben cantares,
poemas y diálogos profanos, principalmente en latín. La temática principal es la taberna,
el vino, la gula y el amor. Parodian citas y motivos de autores y mitología clásicos, la
liturgia y el Evangelio. El goliardismo fue condenado definitivamente en el Concilio de
Cahors en 1289, pero su influencia se mantendrá en los cantares ya popularizados y en
la actitud de varios personajes que se han quedado reflejados en la historia y la literatura
como el escolar Juan del Encina (siglo XV) y Pedro de Orellana (siglo XVI).
El juglar era un personaje de artes y espectáculos que divertía a las clases altas de
la sociedad ya en las últimas etapas del Imperio Romano y se traslada a la etapa
medieval y siguientes. Considerado como subordinado a la figura de trovador o
compositor de trovas, aunque no se puede generalizar su comportamiento. Los juglares
realizaban todo tipo de espectáculos, desde tocar instrumentos, cantar, acrobacias,
saltos o diferentes juegos para amenizar las veladas. De ahí, que las actuaciones
tunantescas, además del componente musical, se acompañen de otros elementos de
alarde acrobático o de otros elementos jocosos. A los juglares se les puede considerar
como génesis de una gran cantidad de personajes o artistas menores, que deambulan
por los pueblos en busca de sustento, tal y como harán los tunos.
Los trovadores, que podemos asimilar con los juglares, pero con un nivel académico
más alto, que cantan en latín y lengua romance, y que encontramos en espacios urbanos
para divertimento de las clases adineradas, son coetáneos de los goliardos. En ambos
casos, vemos como se impone un código de modales donde la educación, el estudio, la
caballerosidad, la elegancia, la cultura y la bohemia serán los ingredientes principales.
Todas estas cualidades son las que se transmiten a la figura del tuno.
Continuando con la evolución histórica, la figura del tuno tiene sus raíces en la
picaresca española. El estudiante pícaro desarrolló un estilo propio, avivado por los
conocimientos y por la vida universitaria. Vagaban de universidad en universidad en
los periodos vacacionales, frecuentaban fiestas de los pueblos donde cantaban
coplillas. Aunque es cierto que era una forma de mantenerse por parte de los
estudiantes pobres, el divertimento, la picaresca y el hecho de poder acogerse al
fuero académico, hizo que personas de otras condiciones y de clases sociales
diferentes, adoptaran su forma de vida.
cve: BOE-A-2025-12045
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Núm. 143