C) Otras Disposiciones - CONSEJERÍA DE CULTURA, TURISMO Y DEPORTE (BOCM-20250530-45)
Bien de interés cultural – Decreto 33/2025, de 28 de mayo, del Consejo de Gobierno, por el que se declara Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de Monumento, la iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora en Valdemorillo (Madrid)
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B.O.C.M. Núm. 128
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
VIERNES 30 DE MAYO DE 2025
rio de Santo Tomás de Ávila, determinando en gran medida la evolución de la arquitectura
tardogótica en la provincia abulense hasta bien entrado el siglo XV y dando lugar a un taller de gran entidad. Otro destacado maestro de esta escuela, seguidor de Solórzano, fue
Juan Campero “El Viejo” (+1547), perteneciente a una familia de canteros activos en Ávila a lo largo del siglo XVI.
Algunos especialistas consideran que el maestro Juan Campero pudo intervenir en la
iglesia de Valdemorillo. Se sabe que en sus primeros años trabajó a las órdenes del cardenal Cisneros, en Torrelaguna y Alcalá de Henares. Entre 1508 y 1539 se documenta su actividad en Ávila, Cuenca, Madrid, Salamanca, Valladolid y Zamora. Dadas las numerosas
obras que dirigía, estaba en relación con otros maestros, pudiendo suponer la existencia de
un taller. Su obra más destacada es la capilla de Mosén Rubí de Bracamonte, en Ávila; y en
la región madrileña participó en la construcción de las torres de las iglesias de Torrelaguna, Colmenar Viejo y Guadalix de la Sierra (1510-1515), la sacristía de la capilla del colegio de San Ildefonso en Alcalá de Henares (1515) o el convento de la Madre de Dios en Torrelaguna (1524). María Jesús Ruiz Ayucar Zurdo opina que, aunque documentalmente no
está demostrado, Campero pudo intervenir en la cabecera de Valdemorillo. La iglesia de
Valdemorillo muestra otros elementos constructivos y decorativos que aparecen en las
obras atribuidas a Campero en Ávila y en las iglesias de Madrid citadas anteriormente. Considerando lo expuesto, sería posible atribuir a Juan Campero las trazas de la cabecera de la
iglesia de la Asunción de Valdemorillo, cuya obra se llevaría a cabo durante el primer cuarto del siglo XVI.
Concluida la cabecera e interrumpidas las obras, se levantó la nave manteniendo las
mismas características de los elementos estructurales y decorativos de la fase anterior, lo
que parece indicar la intervención de algún maestro o taller seguidor o cercano a Campero,
de manera que la construcción muestra en su interior una clara unidad de conjunto, siguiendo una misma traza y manifestando pequeñas diferencias debidas al cambio de cuadrilla en
la ejecución de las obras. Las diferencias son algo más evidentes en el exterior, en vanos,
cornisas y contrafuertes.
Posteriormente, siendo cura párroco de Valdemorillo Pedro de Cardeña, decidió terminar la iglesia que había quedado inconclusa, para lo cual se contrató al maestro Bartolomé
Elorriaga, según consta en la documentación conservada en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Se trata de un cantero vizcaíno, que intervino en la última etapa constructiva del monasterio de El Escorial junto a Juan de Herrera, dispersando y expandiendo el estilo herreriano por la Península. Intervino también en la iglesia de San Bernabé, en El
Escorial de Abajo, con Francisco de Mora, y en la iglesia de la Asunción en Colmenar del
Arroyo, todas ellas claro ejemplo de la influencia de El Escorial, dominando el clasicismo y
sobriedad de Herrera: rigor geométrico, ausencia de decoración, volúmenes limpios, vanos
rectangulares adintelados y potentes fachadas flanqueadas por torres de planta cuadrangular.
En 1590 Elorriaga establecía las condiciones, posturas y remate para ejecutar la obra
en seis años. En 1591 el arzobispo de Toledo concedió la obra al maestro de cantería Gonzalo Hernández, vecino de El Escorial y ese mismo año Hernández suscribe carta de obligación por la que se comprometía a ejecutar la obra “conforme a la traza que para ello está
hecha, que está firmada de Bartolomé de Elorriaga que es el que la hizo y dio como maestro de cantería…”. Las obras comenzaron en 1592 y concluyeron en 1601, según consta en
una de las claves de la bóveda. En las condiciones se especifican con claridad los trabajos
que se realizarían.
A esta etapa final del siglo XVI deben corresponder también los muros del atrio y jardín que rodea la fachada sur de la iglesia.
4. Enumeración de partes integrantes y de pertenencias.
Son partes integrantes todos los elementos arquitectónicos que conforman el inmueble
desde su etapa medieval, siglo XVI y XVII: ábside cuadrangular con tramo presbiterial,
nave de dos tramos, tramo de los pies y coro alto, torre junto a la cabecera, fachada flanqueada por dos torres, sacristía, cerca del atrio que rodea la fachada sur y rampa de acceso
a la portada oeste.
Son pertenencias del inmueble:
— Pila bautismal, siglo XVI.
— Pila de agua bendita, siglo XVI.
— Púlpito de hierro fundido, siglo XVII.
— Conjunto de tres lápidas sepulcrales de los siglos XVII y XVIII, con inscripciones
y escudos heráldicos pertenecientes a personajes eclesiásticos.
Pág. 235
BOCM-20250530-45
BOCM
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
VIERNES 30 DE MAYO DE 2025
rio de Santo Tomás de Ávila, determinando en gran medida la evolución de la arquitectura
tardogótica en la provincia abulense hasta bien entrado el siglo XV y dando lugar a un taller de gran entidad. Otro destacado maestro de esta escuela, seguidor de Solórzano, fue
Juan Campero “El Viejo” (+1547), perteneciente a una familia de canteros activos en Ávila a lo largo del siglo XVI.
Algunos especialistas consideran que el maestro Juan Campero pudo intervenir en la
iglesia de Valdemorillo. Se sabe que en sus primeros años trabajó a las órdenes del cardenal Cisneros, en Torrelaguna y Alcalá de Henares. Entre 1508 y 1539 se documenta su actividad en Ávila, Cuenca, Madrid, Salamanca, Valladolid y Zamora. Dadas las numerosas
obras que dirigía, estaba en relación con otros maestros, pudiendo suponer la existencia de
un taller. Su obra más destacada es la capilla de Mosén Rubí de Bracamonte, en Ávila; y en
la región madrileña participó en la construcción de las torres de las iglesias de Torrelaguna, Colmenar Viejo y Guadalix de la Sierra (1510-1515), la sacristía de la capilla del colegio de San Ildefonso en Alcalá de Henares (1515) o el convento de la Madre de Dios en Torrelaguna (1524). María Jesús Ruiz Ayucar Zurdo opina que, aunque documentalmente no
está demostrado, Campero pudo intervenir en la cabecera de Valdemorillo. La iglesia de
Valdemorillo muestra otros elementos constructivos y decorativos que aparecen en las
obras atribuidas a Campero en Ávila y en las iglesias de Madrid citadas anteriormente. Considerando lo expuesto, sería posible atribuir a Juan Campero las trazas de la cabecera de la
iglesia de la Asunción de Valdemorillo, cuya obra se llevaría a cabo durante el primer cuarto del siglo XVI.
Concluida la cabecera e interrumpidas las obras, se levantó la nave manteniendo las
mismas características de los elementos estructurales y decorativos de la fase anterior, lo
que parece indicar la intervención de algún maestro o taller seguidor o cercano a Campero,
de manera que la construcción muestra en su interior una clara unidad de conjunto, siguiendo una misma traza y manifestando pequeñas diferencias debidas al cambio de cuadrilla en
la ejecución de las obras. Las diferencias son algo más evidentes en el exterior, en vanos,
cornisas y contrafuertes.
Posteriormente, siendo cura párroco de Valdemorillo Pedro de Cardeña, decidió terminar la iglesia que había quedado inconclusa, para lo cual se contrató al maestro Bartolomé
Elorriaga, según consta en la documentación conservada en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Se trata de un cantero vizcaíno, que intervino en la última etapa constructiva del monasterio de El Escorial junto a Juan de Herrera, dispersando y expandiendo el estilo herreriano por la Península. Intervino también en la iglesia de San Bernabé, en El
Escorial de Abajo, con Francisco de Mora, y en la iglesia de la Asunción en Colmenar del
Arroyo, todas ellas claro ejemplo de la influencia de El Escorial, dominando el clasicismo y
sobriedad de Herrera: rigor geométrico, ausencia de decoración, volúmenes limpios, vanos
rectangulares adintelados y potentes fachadas flanqueadas por torres de planta cuadrangular.
En 1590 Elorriaga establecía las condiciones, posturas y remate para ejecutar la obra
en seis años. En 1591 el arzobispo de Toledo concedió la obra al maestro de cantería Gonzalo Hernández, vecino de El Escorial y ese mismo año Hernández suscribe carta de obligación por la que se comprometía a ejecutar la obra “conforme a la traza que para ello está
hecha, que está firmada de Bartolomé de Elorriaga que es el que la hizo y dio como maestro de cantería…”. Las obras comenzaron en 1592 y concluyeron en 1601, según consta en
una de las claves de la bóveda. En las condiciones se especifican con claridad los trabajos
que se realizarían.
A esta etapa final del siglo XVI deben corresponder también los muros del atrio y jardín que rodea la fachada sur de la iglesia.
4. Enumeración de partes integrantes y de pertenencias.
Son partes integrantes todos los elementos arquitectónicos que conforman el inmueble
desde su etapa medieval, siglo XVI y XVII: ábside cuadrangular con tramo presbiterial,
nave de dos tramos, tramo de los pies y coro alto, torre junto a la cabecera, fachada flanqueada por dos torres, sacristía, cerca del atrio que rodea la fachada sur y rampa de acceso
a la portada oeste.
Son pertenencias del inmueble:
— Pila bautismal, siglo XVI.
— Pila de agua bendita, siglo XVI.
— Púlpito de hierro fundido, siglo XVII.
— Conjunto de tres lápidas sepulcrales de los siglos XVII y XVIII, con inscripciones
y escudos heráldicos pertenecientes a personajes eclesiásticos.
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